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Tus oraciones y apoyos están sanando el trauma de cristianos de Jaranwala como Sadaf tras los ataques a iglesias y hogares.

Tu ayuda tras la noche más oscura de Pakistán

Sadaf* sostenía a su bebé en brazos mientras anochecía y veía cómo su comunidad en Jaranwala (Pakistán) era incendiada y arrasada. Su hija Reena* estaba llorando, ya que apenas tenía unas horas de vida. Ahora, van a tener que pasar muchos años para que esta pequeña pakistaní recién nacida pueda entender por qué algunas personas la odian.

El pasado mes de agosto, una violenta turba de extremistas musulmanes atacó a la comunidad cristiana de Jaranwala en respuesta a las supuestas acusaciones de blasfemia contra dos cristianos. Al quemar las iglesias y viviendas de estos hermanos, les obligaron a huir repentinamente para salvar sus vidas. Aunque afortunadamente no hubo que lamentar víctimas mortales, más de 1600 hermanos como Sadaf y Reena pasaron a estar en una situación de extrema vulnerabilidad y necesidad.

Sadaf se quitó el chal con el que se cubría el cuerpo y envolvió con él a Reena. Esta joven cristiana estaba sentada en medio del bosque con su bebé y rodeada de desconocidos. Al haber huido apresuradamente de su casa hacia el campo para buscar un lugar seguro, perdió de vista a su marido y a su padre. El resto de personas que se escondían junto a ella también eran cristianas. Todas observaban cómo su hogar ardía a lo lejos.

Su mayor miedo en aquella noche era perder a su familia a manos de esos hombres enfurecidos que estaban quemando la aldea.

De repente, algo se movió entre los arbustos. Sadaf sintió la picadura de un escorpión y luchó contra las ganas de gritar. Para ella, esto sólo era un poco más de dolor, añadido a la angustia que ya sentía al ver su hogar masacrado.

Sadaf oraba en voz baja, pidiendo a Dios que salvara a su familia. Ahora recuerda que su mayor miedo en aquella noche era perder a su hija o a su marido a manos de esos hombres enfurecidos que estaban vertiendo ácido sobre sus posesiones y quemando la aldea. Le aterraba la posibilidad de que su padre y su marido fueran asesinados. Si eso ocurría, ¿qué le pasaría a ella? Tal vez se uniría a la larga lista de mujeres cristianas pakistaníes víctimas de abusos sexuales por parte de hombres sin escrúpulos que tratan a los seguidores de Jesús como seres infrahumanos.

Varias semanas después del ataque, Sadaf sigue muy afectada y traumatizada; sigue teniendo un nudo en el estómago debido al terror que experimentó.

 

«Sólo queremos que oréis por nosotros»

Esa noche, entre los arbustos, Sadaf sólo podía orar. Pidió a Jesús entre lágrimas que la rescatara y protegiera a su familia. Fue una noche muy larga.

Su madre había muerto un año antes. Como su padre la amaba mucho, le había enseñado a orar. Mientras lo hacía, Sadaf sabía que tal vez su padre y su marido estuvieran muertos. Si estaban vivos, sabía que estarían buscándola desesperadamente.

Cuando amaneció, encontró a su marido y su padre; estaban vivos. Sadaf rompió a llorar. Todos ellos se mantuvieron escondidos juntos en la plantación de cañas de azúcar, abrazándose para darse apoyo y consuelo mientras veían cómo sus iglesias y casas ardían. Ante este panorama, oraban para que Dios les rescatara.

El equipo de HOPE (colaborador local) recorrió su pueblo y escuchó las siguientes palabras de gratitud: «Gracias por venir a orar por nosotros».

El equipo colaborador HOPE conoció a la familia de Sadaf cuando nadie más les había proporcionado ayuda. Ahora mismo, se encuentran en una aldea muy remota de difícil acceso, debido a que todos los caminos que llevan a ella han quedado bloqueados.

El marido de Sadaf abrazó a uno de los miembros de HOPE y le dijo que sólo querían oraciones. «Hemos perdido nuestro hogar, pero Dios cuidará de nosotros. Orad por nosotros, por favor». El equipo de HOPE recorrió su pueblo y escuchó las siguientes palabras de gratitud: «Gracias por venir a orar por nosotros».

HOPE calcula que entre 30 000 y 40 000 mujeres y niños sufrieron picaduras, mordeduras y arañazos al pasar aquella noche al raso en el campo. Gracias a tus oraciones y apoyos, este equipo colaborador local ha podido evaluar los riesgos para la salud de las comunidades y llevar equipos médicos a la zona para atender a personas con infecciones cutáneas y picaduras. HOPE también enseñó a las familias afectadas cómo tomar medidas higiénicas para evitar contraer enfermedades e infecciones.

Los habitantes de Jaranwala siguen atemorizados. Miles de cristianos están regresando con mucho miedo a sus hogares y contemplan con horror cómo sus iglesias y comunidades han sido calcinadas. Por favor, sigue orando y apoyando a nuestros hermanos pakistaníes, y pide al Señor que sane su trauma.

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